Amor Silente

Aborrezco cada vez
en que dices que me amas,
pues tanto tú lo haces
que parece más decirse
como tentando alguna falla
o pretensión disciplinaria
o algún temor a que no sea
una certeza real aquello.

El amar es un manjar
que bien debiera ser probado
solamente de repente,
de cuando en cuando,
de vez en vez,
y no en merienda de diario,
pues entonces se subyuga
a la costumbre,
a lo mundano,
a los colores rutinarios.

El amor, como el diamante,
más se admira con asombro
en tanto se muestra ocasional,
si no luego su brillo pierde
cuando se tiene por sentado.

No me digas que me amas
pero guárdalo con ganas
como murmullo repentino,
como un aliento atinado
que eleve nuestros egos
a las galaxias pasionales
más lejanas y elegantes,
mágicas y etéreas,
donde conjúganse las almas
de los que saben bien querer
con el lenguaje mudo, silente,
pues es, francamente, el amor
quien dice más callando
al pegarse el par de labios
a esotro labial de sus deseos:
mujer, el amar no se dice
y el querer no se pregunta,
sólo se besa, se calla,
se besa y nada más..

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